lunes, 22 de marzo de 2010

En el camino - Jack Kerouac

Creía que había leído unos cuantos escritores yankis hasta que Chapa Rau me habló de los beatniks. Los autores de la generación perdida me habían sacado de la lasitud en los últimos meses, pero nada sabía de Kerouac, Burroughs o Ginsberg. Chapa gesticulaba dramáticamente contándome cosas sobre Visiones de Cody en el taller literario y confiando en su criterio me puse a la búsqueda. Uno de los hábitos que tengo cuando conozco una casa es pipiar la biblioteca, más por hábito que otra cosa. Así que en la casa de mi tío me puse a mirar uno por uno los nombres a ver si en algún momento mágico me ahorraba el laburo de rastrear en las librerías de viejo.Y allí, bañando en ese polvo que no sale fácil y marca cada surco de las huellas dactilares, encontré la primera edición de editorial Lozada de 1959 de En el camino, de Jack Kerouac. 
Aquellos que amamos los trenes y los viajes, las rutas semi dormidas al amanecer, el sonido del bebop naciente y los chiflados que siempre se cruzan en nuestro camino sabemos que en Kerouac siempre habitará en los momentos de onirismo metafísico. Casi biográfico, Burroughs, Ginsberg, Ferlinghetti y el gurú del volante Neal Cassady van ilustrando las ciudades, como insipientes hipsters, hasta sacar la careta del american way of life y llegar a México a fines de los '40. Por supuesto, al libro nunca lo devolví. 

Extractos:

"...Me desperté cuando el sol se estaba ya enrojeciendo y se produjo entonces el momento más extraño de mi vida, el momento en que llegué a ignorar quién era yo: estaba lejos de casa, obsesionado y cansado por el viaje, en una habitación de hotel barato que nunca había visto en mi vida, oyendo los siseos del vapor procedentes del exterior, los crujidos de la vieja madera de hotel, pasos en el piso de arriba y toda clase de ruidos melancólicos. Miré hacia el techo lleno de grietas y realmente no supe quién era yo durante unos quince segundos. No estaba asustado; simplemente, era otro, un desconocido, y toda mi vida era una vida de aparecido, una vida fantasmal. Estaba a mitad de camino a través de los Estados Unidos, en la línea divisoria entre el Este de mi juventud y el Oeste de mi futuro, y tal vez fuera eso lo que sucedió allí en aquel momento, en aquel rojizo atardecer."

  
             

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